Por Armando la Neta
En sesión del 29 de mayo, el Congreso de la Ciudad de México aprobó reformar el Código Penal capitalino para tipificar como delito los llamados “pinchazos” en espacios públicos y transporte —una clara respuesta legislativa tras más de 120 denuncias de agresiones con objetos punzocortantes
⚖️ ¿Qué establece la nueva norma?
- El delito queda definido como “lesiones con propósito de vulnerabilidad mediante instrumentos punzocortantes a bordo del transporte público”
- Penas de 2 a 5 años de prisiĂłn y multa de 50 a 300 dĂas.
- En caso de agravantes —como uso de sustancias tóxicas, ocurrencia en transporte, involucrar grupos vulnerables o intención de cometer otro delito— la pena puede aumentar hasta 7 ½ años y multas mayores.
📉 ¿Por qué lo tipifican?
- La FiscalĂa capitalina registrĂł hasta el 28 de mayo más de 120 denuncias: 65 con lesiones verificadas y 55 sin confirmar, evocando sĂntomas como mareo, desorientaciĂłn y pĂ©rdida de conciencia.
- Las vĂctimas tambiĂ©n reportan robos tras los pinchazos.
- Con la tipificaciĂłn, buscan cerrar lagunas legales que impedĂan sancionar agresiones sin daño fĂsico evidente.
🗣️ Posturas legislativas
- El dictamen, impulsado por Clara Brugada y la diputada Tania Larios, tuvo 60 votos a favor y 3 en contra.
- Defensores señalaron que este tipo penal es “un avance significativo para proteger a usuarios del transporte público”.
- CrĂticas vinieron de Movimiento Ciudadano, que advirtiĂł que más penas no bastan, y se requiere prevenir desde lo social y operativo .
🚨 Lo que viene: protocolo y fiscalización
- El Metro activó un protocolo de atención: paramédicos, entrevistas, exámenes toxicológicos y traslado en ERUM.
- Además, se implementarán policĂas encubiertos y usuarios simulados en el transporte masivo.
- Clara Brugada celebrĂł la aprobaciĂłn y considerĂł que representa un paso importante en seguridad y justicia.
📌 La neta desde Armando la Neta
Esta reforma no es un parche: es una respuesta legal a un fenĂłmeno real. La tipificaciĂłn es necesaria, sĂ, pero debe ir acompañada de aplicaciĂłn efectiva, protocolos permanentes y atenciĂłn a vĂctimas.
¿El reto? Que la norma deje de ser letra muerta y se convierta en herramienta real de protección, además de detonar una estrategia de vigilancia, prevención y denuncia ciudadana.