México la salva”… ¿pero de qué? La economía tambalea entre discursos y realidades

En la reciente 88ª Convención Bancaria celebrada en Nayarit, el secretario de Hacienda, Edgar Amador Zamora, anunció una reducción en la proyección de crecimiento económico para México en 2025, situándola entre el 1.5% y el 2.3%. Esta revisión a la baja se atribuye, en parte, a las políticas comerciales implementadas por la administración del presidente estadounidense Donald Trump, que han generado incertidumbre y afectado las expectativas económicas del país.

A pesar de este ajuste, el secretario Amador Zamora afirmó que la economía mexicana se mantiene sólida y expresó confianza en que el país retomará un crecimiento robusto en los próximos meses. Destacó la importancia de la relación bilateral con Estados Unidos y mencionó que el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, reconoce a México como un socio comercial clave.

En el primer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) de México registró un crecimiento del 0.2%, evitando por poco una recesión técnica tras una contracción del 0.6% en el trimestre anterior. Este modesto avance fue impulsado principalmente por un aumento del 8.1% en las actividades primarias, como la agricultura y la pesca. Sin embargo, las actividades secundarias disminuyeron un 0.3% y los servicios se mantuvieron estables.

El panorama económico se complica aún más con las proyecciones de organismos internacionales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una contracción del PIB mexicano del 0.3% para 2025, mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anticipa una disminución del 1.3%.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha desestimado estas previsiones, argumentando que el gobierno está trabajando activamente para impulsar la economía y que no coincide con los pronósticos de recesión. Sin embargo, las cifras y las tendencias indican que el país enfrenta desafíos significativos que requieren medidas concretas y efectivas. Latinus

En este contexto, es crucial que las autoridades mexicanas reconozcan las señales de alerta y adopten políticas económicas que fomenten la inversión, el consumo y la estabilidad financiera. La retórica optimista debe ir acompañada de acciones tangibles que permitan a México superar los obstáculos actuales y encaminarse hacia un crecimiento sostenible y equitativo.

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