Por Armando la Neta
La transición entre Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum no fue un simple acto protocolario: fue el relevo de un sexenio que sembró muchas dudas, dilemas, y—lo más grave—muchas “herencias malditas”. Lo que se suponía iba a ser un traspaso de poder limpio, se convirtió en una factura llena de corrupción, escándalos y deudas estructurales que el nuevo gobierno ha tenido que sortear desde el primer día.
1. ¿Qué significa “herencia maldita”?
La expresión no es literaria; es política, y describe de forma cruda lo que deja una administración con su cierre: expedientes sin resolver, promesas incumplidas y un estilo de gobierno que condiciona lo que viene después. En el caso de la 4T, ese legado alcanza desde el desabasto crónico de medicamentos hasta redes complejas de huachicol fiscal, pasando por vínculos con el crimen organizado que contaminan la narrativa del proyecto transformador.
Sheinbaum no heredó únicamente una administración, sino un rompecabezas en el cual muchas piezas ya venían rotas, y pocas están dispuestas a encajar sin más ruido del que ya hicieron.
2. El huachicol fiscal: una bomba de tiempo para la Marina
Quizá el caso más explosivo ha sido el del huachicol fiscal. El hallazgo de un buque en Tampico, Tamaulipas, dedicado al transporte de hidrocarburo presuntamente contrabandeado bajo la fachada de “aceite” o “grasas lubricantes”, desnudó una red que involucraba marinos, empresarios y funcionarios aduanales.
La trama, que generó ganancias millonarias bajo el encubrimiento de sobornos y triangulaciones, tiene como protagonistas a los hermanos Manuel Roberto Farías Laguna y Fernando Farías Laguna —sobrinos políticos del exsecretario de Marina, Rafael Ojeda Durán—, lo que levanta sospechas de que hubo protección institucional.
La gran pregunta: ¿qué sabía AMLO sobre esta red cuando decidió confiar a la Marina el control de las aduanas? ¿Y qué pasó con las investigaciones que prometió? En su mañanera de 2024, López Obrador afirmó que aquella decisión había sido una de las mejores de su sexenio para frenar el contrabando.Los hechos parecen decir otra cosa.
3. El desabasto de medicamentos: ¿error logístico o corrupción con nombre y apellido?
El desabasto de medicinas, especialmente para tratamientos oncológicos, fue un problema sistémico que se volvió la pesadilla de miles de pacientes. Pero lo que parecía un fallo técnico se reveló como un desastre estructural: Birmex, la empresa paraestatal encargada de las compras consolidadas, fue señalada por compras irregulares que implicaron un sobrecosto de 13 mil millones de pesos.
Las anomalías detectadas en 175 claves médicas—el 6% de las adquiridas en ese periodo—fueron identificadas ya con Sheinbaum en funciones, lo que puso en evidencia que el fallo no fue solo producto de malos cálculos, sino de decisiones hechas bajo presión, conflictos internos y posibles actos de corrupción.
El legado: millones de recetas sin surtir y miles de vidas en riesgo. Todo mientras el discurso oficial insistía en que se combatía la corrupción “desde la raíz”.
4. La caída de Hernán Bermúdez y otro eslabón con La Barredora
La definición de “herencia maldita” se hace palpable con la detención y expulsión de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad de Tabasco y presunto líder de La Barredora, grupo criminal que habría operado bajo la protección de figuras políticas como Adán Augusto López.
Bermúdez huyó del país y fue detenido en Paraguay, pero su retorno a México refleja una pregunta incómoda: ¿qué tan lejos llega la red de encubrimientos y omisiones que lo permitió moverse como funcionario público y criminal al mismo tiempo? Una investigación de Animal Político documentó que había inteligencia militar que señalaba a Bermúdez desde 2021, pero las acciones tardaron en llegar, y muchas señales fueron ignoradas.
La caída de Bermúdez podría arrastrar a varias figuras del entorno político de Morena. El vínculo con Adán Augusto López y la posibilidad de que haya habido “protección política” abre un nuevo frente de escándalo que pone a la 4T en el ojo del huracán.
5. Además: ‘Andy’ y ‘Bobby’, los herederos polémicos del clan López Beltrán
La herencia maldita no se limita a funcionarios o agentes estatales. También alcanza a los hijos del expresidente.
- Andrés Manuel López Beltrán (“Andy”) ha sido señalado por realizar al menos 96 viajes sin rendir cuentas claras ante la Plataforma Nacional de Transparencia.
- Gonzalo “Bobby” López Beltrán, por su parte, fue vinculado a reuniones con Manuel Roberto Farías Laguna, una pieza clave del huachicol fiscal.
Aunque intentaron ampararse legalmente para evitar ser investigados o detenidos, la sombra de estas acusaciones sigue siendo un lastre político. Estas historias—viajes sin explicación, nexos cuestionados y defensas legales—dibujan la cara oscura de una herencia que muchos esperaban fuera de transparencia y transformación, pero que en el fondo estuvo impregnada de protección mutua y silencios convenientes.
6. ¿Qué puede hacer Sheinbaum (y qué debe hacer la ciudadanía)?
Claudia Sheinbaum se topó desde el inicio con un laberinto que no diseñó, pero que debe resolver. Su gobierno ha intentado limpiar estos escándalos, impulsado por exigencias de Estados Unidos y presión interna. Pero las respuestas han sido tibias, los procesos lentos y, en ocasiones, los beneficios simbólicos más visibles que las sanciones reales.
Para que esta herencia no se convierta en una maldición permanente, hace falta:
- Reabrir y transparentar todas las investigaciones pendientes sin protección política.
- Fortalecer la fiscalía y el sistema judicial para que los casos no se queden en la sala de prensa o en un expediente archivado.
- Involucrar a la sociedad civil y garantizar acceso a la información clara, para que no se repitan los errores del pasado.
- Reparaciones reales para las víctimas del desabasto, del contrabando de combustible y de la violencia orgánica, no sólo discursos o disculpas tardías.
7. El gran dilema
En la Ciudad de México, donde Armando la Neta tiene su pulso, esta herencia maldita significa más que un recuento parlamentario o un señalamiento mediático: es una advertencia para las y los capitalinos. Cada huachicol, cada desabasto, cada narco-funcionario que regresa al país termina permeando en nuestras calles, nuestras instituciones y nuestras vidas cotidianas. Y el costo lo pagamos todos.
La pregunta que queda flotando en el aire: ¿podrá Sheinbaum transformar esta herencia y evitar que México siga siendo el país que exporta delitos para luego reimportarlos, como si estuviéramos atrapados en un ciclo sin fin? O peor aún, ¿terminará su gobierno simplemente aceptando ese legado como “lo que había”?
No se trata de ser alarmistas —esto ya no es una hipótesis. Es el reflejo de una realidad política que México carga sobre sus hombros, mientras muchos seguimos exigiendo mejores respuestas… y mejores gobiernos.





