Por Armando la Neta
La reunión entre Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense Mark Carney, celebrada en Palacio Nacional el 18 de septiembre, no fue una simple foto protocolaria. Fue el banderazo de salida de lo que ambos mandatarios llaman un Plan de Acción México-Canadá: una apuesta estratégica que busca blindar al T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) ante una revisión que podría redefinir el comercio norteamericano.
1. ¿Qué propone el Plan de Acción?
Según fuentes oficiales, el plan se estructura en varios ejes que van más allá del libre comercio, y que buscan proyectar a México y Canadá como socios estratégicos con capacidad de reacción frente a crisis globales:
| Eje | Objetivos planteados | Riesgos / áreas grises |
|---|---|---|
| Fortalecimiento del T-MEC | Reafirmar el compromiso con el tratado. Preparar una revisión “más justa, efectiva y competitiva” para América del Norte. | ¿Hasta qué punto México y Canadá actuarán como un bloque o de forma independiente frente a Estados Unidos? ¿Existe el riesgo de que se tranquilice el asunto con retórica, pero sin cambios sustantivos en el tratado? |
| Visas y movilidad laboral | Garantizar que continúe el acuerdo para trabajadores agrícolas mexicanos que migran a Canadá, y abrir nuevas rutas de movilidad laboral. | ¿Con qué condiciones específicas regresan estos trabajadores? ¿Cómo se vigilará que se respeten sus derechos y condiciones laborales en Canadá? |
| Cooperación en seguridad | Lanzar un “diálogo de seguridad” conjunto para enfrentar al crimen organizado transnacional, redes de tráfico de personas y delitos cibernéticos. | Los mecanismos de intercambio de inteligencia y detención podrían chocar con principios de soberanía y derechos humanos. ¿Qué garantías hay para evitar abusos o detenciones arbitrarias? |
| Colaboración en salud, innovación y preparación ante pandemias | Establecer protocolos y capacidades conjuntas para respuesta a emergencias sanitarias futuras, innovación médica y vigilancia epidemiológica. | La cooperación puede privilegiar a grandes farmacéuticas o tecnológicas. ¿Se contempla la equidad en el acceso a vacunas, medicinas y tecnologías en ambos países? |
| Conectividad e infraestructura | Fomentar corredores ferroviarios, portuarios y logísticos que conecten a México y Canadá, con miras a fortalecer las cadenas de suministro regionales. | Las obras de infraestructura pueden generar impactos ambientales y desplazamientos, así como fomentar megaproyectos sin consenso local. ¿Hay evaluaciones de riesgo social y ambiental incluidas? |
Por su parte, Sheinbaum destacó que este plan de acción servirá como base de negociación para la revisión del T-MEC, que tendrá lugar en 2026, y reiteró que el tratado ha sido una fuente de prosperidad, empleos y cadenas productivas para México.
2. ¿Por qué México está apurando una “revisión” del T-MEC?
El contexto en el que se inscribe el plan es complejo, y varios factores explican por qué México está urgido a mover ficha:
- Aranceles y presión estadounidense: la administración de Donald Trump ha implementado aranceles punitivos que han tensionado el comercio internacional, lo que pone en riesgo la estabilidad del T-MEC.
- Las consultas públicas del T-MEC: México ya lanzó una consulta de 60 días para que sectores productivos, sociales y ciudadanos presenten propuestas y quejas antes de la revisión.
- Estrategia diplomática frente a Canadá: por su parte, Canadá también busca fortalecer su posición frente a EE. UU. y ve a México como un aliado clave para evitar que la negociación del tratado se vuelva bilateral solo con Estados Unidos.
Sheinbaum lo resumió así: “Una buena parte de nuestro comercio con Estados Unidos sigue siendo libre de aranceles… eso es porque es competitivo para los tres países”.
3. Las tensiones que rodean el Plan: las preguntas incómodas
Aunque el Plan de Acción pinta como un frente común, varias dudas han quedado sobre la mesa:
- ¿Puede México “hacer equipo” con Canadá sin dejar de lado a Estados Unidos?
Si bien Sheinbaum y Carney aseguran que no habrá negociaciones excluyentes, será complicado mantener una estrategia conjunta cuando se enfrenten a presiones políticas y económicas diferentes de Washington. - ¿A quién beneficia realmente esta alianza?
El discurso oficial habla de prosperidad compartida y crecimiento económico. Pero los ciudadanos de a pie —migrantes agrícolas, comunidades afectadas por megaproyectos o por el crimen organizado— podrían quedar al margen, salvo que el plan incorpore mecanismos concretos de fiscalización, protección laboral y reparación. - ¿Qué papel jugarán las organizaciones civiles y los sectores vulnerables?
Las consultas del T-MEC permitirán la participación pública, pero ¿qué garantías existen de que las propuestas ciudadanas se traduzcan en negociaciones reales y vinculantes? Más aún: ¿hay riesgo de que el tratado se reconfigure sin escuchar las voces de quienes podrían perderlo todo? - Seguridad y soberanía: ¿hasta dónde llegan los compromisos?
El diálogo propuesto contra el crimen transnacional y la trata de personas implica compartir información y coordinar acciones con Canadá. Sin embargo, ¿qué límites se establecen para evitar detenciones arbitrarias, filtraciones de datos o violaciones de derechos humanos bajo el pretexto de la cooperación?.
4. ¿Qué sigue, chilango?
Para la Ciudad de México —y para el país en general— los efectos del Plan de Acción y la revisión del T-MEC podrían sentirse de formas distintas:
- En el bolsillo: si la revisión no sale como se espera, podrían llegar nuevos aranceles que encarezcan productos importados —de la industria automotriz a los electrónicos— lo que podría alimentar la inflación.
- En el campo laboral: los trabajadores agrícolas que cruzan a Canadá podrían tener mejores condiciones o flujos más estables… o enfrentar mayores exigencias migratorias que limiten su movilidad.
- En la seguridad: una colaboración más estrecha con Canadá podría reforzar la lucha contra el crimen organizado, pero también aumentar las detenciones preventivas o injustificadas, si no hay transparencia y vigilancia ciudadana.
- En la soberanía: México firma compromisos, pero también abre un ciclo de negociaciones que podrían obligarlo a ceder soberanía en temas regulatorios, aduaneros o sanitarios en nombre de una “competitividad” que no siempre se traduce en bienestar para todos.
5. Lo que debe hacer la ciudadanía
La negociación del T-MEC y el Plan de Acción México-Canadá deben verse como lo que realmente son: una definición del rumbo de la región, y una apuesta por quiénes ganan o pierden en el juego del libre comercio. Y eso exige una participación informada y activa:
- Llevar un ojo crítico al proceso de consulta pública y exigir transparencia y resultados vinculantes, más allá de discursos pomposos.
- Seguir de cerca los impactos que las negociaciones puedan tener en precios, derechos laborales y ambientales. Y preguntar: ¿a quiénes beneficia y a quiénes deja fuera?
- Exigir mecanismos de protección concretos para trabajadores migrantes, comunidades afectadas por megaproyectos y consumidores afectados por aranceles o cambios normativos.
- Presionar para que las negociaciones no se den solo en despachos y cumbres, sino que involucren a quienes viven las consecuencias: campesinos, migrantes, sindicatos y colectivos que dependen del acceso a mercados y a la justicia.
El Plan de Acción entre Sheinbaum y Carney es, hasta ahora, una apuesta estratégica para reforzar la influencia de México y Canadá en Norteamérica antes de enfrentarse a la revisión del T-MEC. Pero como siempre en política, las apuestas tienen un riesgo: si no se construyen sobre claridad, justicia y participación ciudadana, podrían convertirse en una promesa vacía o en un terreno para nuevas desigualdades. Y la gran pregunta es si esta alianza será un trampolín para el poder, o una base para reconstruir un T-MEC más justo, más transparente y más humano para todos los mexicanos y canadienses.





