De la ley al cartel: exfuncionarios de la 4T que terminaron en redes criminales y el efecto dominó en México

Por Armando la Neta

En México nos encanta creer que las instituciones son sólidas —que los guardianes de la ley no se corrompen, que los que entregan su vida pública no cruzan al lado oscuro—, pero a veces la realidad pinta distinto. Lo que comienza como sospecha termina revelando grupos, nombres, órdenes de aprehensión, vínculos políticos, encubrimientos sutiles. Esta historia no es solo de Tabasco: es del país entero.


La línea ambigua entre seguridad y crimen

Una de las notas más reveladoras recientes afirma esto con crudeza: la frontera entre quienes debían proteger y quienes protegieron al crimen se volvió difusa durante la 4T. Exfuncionarios de seguridad federal, estatal e incluso militar hoy aparecen vinculados con operaciones ilícitas.

No son casos aislados. Estos patrones de tránsito del poder público al mundo criminal erosionan la confianza institucional: cuando un mando policiaco o un exsecretario de seguridad pasan a operar bajo otras reglas, dejamos de tener certezas de quién está del lado de la justicia.


El estallido público: Bermúdez y el juicio por “La Barredora”

El caso que más ha sacudido los últimos días es el de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad de Tabasco. Fue vinculado a proceso por asociación delictuosa, extorsión y secuestro agravado.Un juez de control dictó prisión preventiva.

Lo que llama la atención es cómo Bermúdez pasó de político de gabinete a líder investigado de La Barredora. Sus apodos —“El Abuelo”, “El Munrra”— ya circulaban en los informes de inteligencia.

Para muchos este caso representa un cruce de línea que no debería permitirse: que un funcionario público termine siendo parte del crimen organizado, que sus acciones tengan respaldo institucional. Y que el partido que lo acoge —Morena— no lo expulse hasta que haya sentencia firme.


Juicio político: morenistas en la mira de la ley

Mientras Bermúdez es procesado penalmente, otro frente se ha abierto: el juicio político contra miembros de Morena. En los pasillos del poder se comenta que tienen nombres señalados, expedientes pendientes, defensas que ya afinan abogados y discursos. Esto implica riesgos políticos altos: que los procesos no queden solo en rumores o “golpes mediáticos”, sino que realmente avancen.

Puede que algunos sean acusaciones legítimas, otros montajes de guerra política. Pero en un sistema debilitado por la corrupción, distinguir lo uno de lo otro es parte de la batalla ciudadana.


Foto: Alejandro «Alito» Moreno

Cartel de Macuspana: los rostros detrás del misterio

Otro segmento que ha emergido con fuerza: el Cártel de Macuspana. Imágenes, nombres, rutas, conexiones. Un “uno a uno” que da visibilidad a lo que suele ser sombra. Que un cartel reciba nombres públicos visibles obliga a que esas redes no se escondan tanto. Quienes siempre estuvieron en la sombra tienen que enfrentarse a la luz.


¿Por qué esto no es solo un escándalo local, sino una crisis nacional?

  1. Pacto de impunidad: Cuando los que vigilan la ley cruzan al otro lado, crean pactos invisibles —arreglos, silencios, protección mutua— que multiplican el tejido delictivo.
  2. La narrativa se rompe: El discurso oficial de la 4T prometía cambio radical, acabar con los privilegios de antes. Pero estos casos revelan que, a veces, el “nuevo régimen” convivió con lo viejo —o lo permitió.
  3. Instituciones con grietas profundas: No basta detener a un exfuncionario. Hay que revisar cómo los mecanismos internos permitieron que operara así. ¿Quién le dio la llave para moverse? ¿Quién hizo la vista gorda?
  4. Consecuencias para la ciudadanía: Esto no ocurre en un buró cerrado. Afecta el Estado de Derecho, la seguridad pública, la credibilidad en la justicia y la sensación de que todos somos iguales ante la ley.

¿Qué debe exigirse hoy, aquí y en todo México?

  • Procesos claros, con transparencia completa: No basta con acusar: que se publiquen evidencias, que haya audiencias públicas, que la sociedad pueda seguir los casos.
  • Morena y otros partidos: autodepuración seria: No pueden seguir permitiendo que militantes vinculados al crimen se refugien políticamente hasta que pase el tiempo.
  • Protección para denunciantes e investigaciones seguras: Quienes levantan la voz, dentro o fuera del Estado, deben estar resguardados frente a represalias.
  • Reforma institucional profunda: Depurar mandos, mejorar los filtros de control, fortalecer los órganos de vigilancia interna que muchas veces resultan ser los más débiles.

Reflexión final

No es solo un choque entre el bien y el mal. Es un enfrentamiento entre visiones de país. ¿Queremos uno donde las instituciones sean árboles frondosos que tapen el sol o donde la luz llegue a las raíces podridas?

En México, estos casos no son simples escándalos mediáticos. Son señales del sistema que (des)gobierna nuestras vidas. Cada uno de nosotros tiene un interés profundo: que no sean sombras las que manden. Porque si ellos ganan impunidad, perdemos todos.

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